Toma de decisiones ¿Por qué la gente hace lo que hace?

El dilema del prisionero en la realidad

Orden de las cosas
Continuando con el post previo sobre cómo generar un tipo de mentalidad, en el siguiente post mi interés principal es comentar un estudio/experimento que fue realizado por dos estudiantes (en ese entonces) de Princeton (Eldar Shafir y Amos Tversky). Para esto, primero voy a hacer una introducción a un juego llamado “Dilema del Prisionero” y luego procederé al estudio mismo.

¿Qué harías?
La situación es la siguiente:
Acabas de cometer un robo a un banco junto con otro individuo.

La policía los detiene a ambos, y a continuación serán interrogados, para que luego se sentencie la pena correspondiente en un juicio.

La policía los interroga por separado, y ustedes no tienen forma de comunicarse. Te dicen que si confiesas y tu amigo también confiesa, cada uno recibirá una pena de 5 años en prisión. Si no confiesas y tu amigo no confiesa tampoco, recibirán cada uno una pena de un año en prisión. Ahora, si tu confiesas y tu “colega” no lo hace, tu serás premiado y te dejarán libre, mientras que el otro ladrón no tendrá la misma suerte, y será penado con 10 años de prisión (y a la inversa si no confiesas y él sí).

Con el problema planteado, ¿qué harías?

Dilema del prisionero
Este es el clásico dilema del prisionero, uno de los juegos más antiguos dentro de la rama de la economía llamada Teoría de Juegos (área que estudia precisamente la toma de decisiones entre agentes/empresas cuando las acciones de uno afectan a las del otro).

Y siguiendo en la línea de la Teoría de Juegos, el problema planteado, considerado un problema de toma de decisión simultanea (ya que los ladrones tomarán su decisión individualmente sin conocer lo que el otro decidió), se podría analizar por medio del uso de una matriz de pagos:


¿Cómo se entiende la matriz de pagos? Simple: dentro de cada celda, la columna izquierda indica los años de prisión que tendrías que cumplir, mientras que la columna derecha indica los años de prisión que tendría que cumplir tu “colega” (están expresados con un signo negativo para exagerar el hecho de que son penas).

Analizando la matriz, Equilibrio de Nash
El análisis continuaría de la siguiente manera: si crees que tu colega no va a confesar, si eliges confesar no cumples ninguna pena; mientras que si no confiesas cumples una pena de un año de prisión. Es decir, tu mejor respuesta creyendo que el otro no confesó sería confesar. Ahora, si crees que tu colega va a confesar, puedes no confesar, cumpliendo entonces 10 años en prisión; o puedes confesar, cumpliendo 5. Nuevamente, tu mejor respuesta es confesar. Por lo tanto, podemos decir que confesar es una estrategia estrictamente dominante, ya que en cualquier caso te dejaría mejor parado que no confesar.

Dado que la matriz es simétrica, el análisis es idéntico para tu “colega”, por lo que podemos predecir que él también confesará. Y por ende podríamos concluir que ambos participantes consideran sus opciones, y que ambos "deberían" confesar (esto es, si actuaran racionalmente).

Este equilibrio se denomina Equilibrio de Nash (gracias a John Nash, quien desarrolló tal concepto y luego pasó por Hollywood), y consiste básicamente en un equilibrio dado que es un punto del cual ninguna de las dos personas se querrá mover, ya que si se mueve del mismo, tendrá un resultado peor.

A primera vista, lo llamativo del asunto es que, en dicho equilibrio, ambos terminan cumpliendo 5 años de condena, mientras que mirando la matriz vemos que si ambos no confesaran, tendrían que cumplir sólo un año. Pero precisamente, lo difícil es lograr un acuerdo para llegar a ese punto, dado que para que eso suceda, ambos tendrían que elegir no confesar, y ya vimos que si uno piensa que el otro no confesará, entonces su mejor respuesta es confesar, para no ir a prisión.

Como cierre de esta larga introducción dejo abierto el tema, mencionando que la situación es distinta si este “juego” se repite, es decir, no se da una única instancia (como en este caso). En ese escenario sí se pueden lograr equilibrios donde ambos “jugadores” no confiesen.

El experimento
Esta larga introducción tiene como fin comentar un experimento, realizado por Eldar Shafir y Amos Tversky. En dicha investigación, expusieron a estudiantes de Princeton al dilema del prisionero, pero con una modificación: les decían qué había “elegido” el otro jugador de antemano.

Y para ver en qué medida los individuos cooperan (es decir, eligen no confesar, y cooperar para intentar llegar a que ambos no confiesen) se fueron testeando las respuestas grupo por grupo. Nuevamente, definimos cooperar como el acto de no confesar, por el hecho de que si ambos cooperaran, el resultado sería "mejor" que el obtenido en equilibrio.

Así, a un grupo de estudiantes le dijeron que sus contrapartes habían elegido confesar. En este grupo, un 3 por ciento respondió con no confesar (es decir cooperando). Es decir, aun sabiendo que el otro grupo ya había elegido confesar, algunos individuos eligieron cooperar (se podría de todos modos atribuir esto a un error, individuos que no entendieron la consigna o que escribieron mal su respuesta, pero de todas formas 3 por ciento es un número poco significativo).

A un segundo grupo le dijeron que sus contrapartes habían elegido no confesar (es decir, habían cooperado). En este grupo, un 16 por ciento respondió no confesando. Es decir, ahora una mayor proporción de individuos decidió cooperar (si bien la gran mayoría, el 84 por ciento, prefirió tomar ventaja de la situación y no cooperar).

Lo interesante sucedió con un tercer grupo, al cual no le dijeron qué había elegido la otra parte (es decir, un dilema del prisionero clásico, como fue planteado en la introducción). En este caso, y al contrario de lo propuesto en la teoría (y la introducción misma del post) el 37 por ciento eligió cooperar (es decir, no confesar).

Lo sorprendente es que si uno no elegía cooperar en ninguno de los dos primeros casos, ¿por qué lo haría en el tercero? Si no coopero cuando sé que el otro cooperó, y tampoco coopero cuando sé que el otro no cooperó, ¿por qué cooperaría en mayor medida al estar en una situación de incertidumbre?

Reiterando esta idea: si sabiendo que el otro individuo no confesó (el mejor caso para el jugador que tiene que responder), sólo un 16 por ciento elige no confesar ¿por qué habría de confesar un 37 por ciento al no saber qué va a elegir la otra parte (cuando ahora, quizá la otra parte elija confesar)?

Los autores del estudio llamaron a este comportamiento un “pensamiento cuasi-mágico”: Explican que a veces, los individuos eligen actuar de una manera porque piensan que así, la otra parte actuará de la misma manera (aun cuando la otra parte ni siquiera sepa qué eligieron).

Esta conclusión es lo más importante del estudio, dado que implicaría que los individuos no siempre se comportan de manera “lógica” o consistente. Es interesante ver cómo responde la mente humana ante diversas situaciones, y es realmente sorprendente el fenómeno de que una persona pueda pensar que por elegir (en este caso) cooperar, del otro lado el otro jugador fuera a pensar lo mismo.

Por último, otro punto interesante a destacar es poder ver cómo a veces, aun cuando una respuesta no tenga sentido, no sea lógica, o pensemos que no puede suceder, sí puede suceder, dado que la mente humana acaba siendo más compleja e irracional de lo que preveíamos, y más aun, siempre cabe darle un lugar a la opción de que el otro lado se equivoque en su análisis, o ni siquiera realice un análisis.

Al final ¿habías confesado?

Fuente del estudio: The Art of Strategy (de Nalebuff y Dixit).

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